Desc: Las Esmeraldas: Dirigida por Natalia Gualy. Con Josefina Espinosa. Josefina Espinosa es una viejita menuda y astuta que se pasa los días arrastrando un carrito de bolas al que llama "Marido". Siempre bien vestida y colorida, deslumbra a lo lejos por su peinado rubio y su aspecto juvenil. Aún así, sus piernas arqueadas y su paso lento la delatan. A sus 79 años camina por las calles de Bogotá en busca de "Esmeraldas", materiales reciclables escondidos como gemas dentro de bolsas de basura. Y aunque le haga gracia y les ponga un nombre tan prestigioso, lo cierto es que al final los cambia por sólo ocho céntimos el kilo. Por lo tanto, casi nunca puede conseguir suficiente dinero para pagar el alquiler y permanece perpetuamente endeudada con su casera. Pero esto no le preocupa; para Josefina, no pedir nada a nadie es más que suficiente para vivir en paz. Hace más de 30 años que pasa la mayor parte de sus días al aire libre, esperando pacientemente a que deje de llover sentada bajo "pequeñas cuevas" o cornisas. Y, aunque no ha encontrado descanso tras abandonar su tierra natal, se mantiene optimista y alegre. Encuentra la felicidad sintiéndose independiente y estando bajo el cielo desnudo, husmeando en los jardines de las mujeres, descubriendo las formas más extrañas de las flores o imaginando los pensamientos de los insectos. Josefina se comporta como nadie en medio de uno de los universos más hostiles de Bogotá. Por más carente que parezca, atesora lo más preciado de Bogotá. Por más carente que parezca, atesora la más preciosa de todas las gemas: es libre, aunque deba pagar un alto precio por ello. Sin embargo, las esmeraldas son cada vez más raras en estos días. O tal vez, compañeros más jóvenes y más fuertes están tomando la iniciativa, transportando enormes carros por la ciudad durante el día y la noche. Atrás quedaron los tiempos dorados, cuando Josefina caminaba a paso ligero con su carro y su perro. Los años se le hacen pesados ​​y también su cuerpo: cataratas, alergia al sol, un brazo flojo tras un accidente de coche y ese dolor constante bajo las "almohadillas de los pies" que ningún médico ha podido diagnosticar. Quizás haya llegado el momento de retirarse y mirar hacia el pasado. Parece que esta vez Josefina encontró una auténtica Esmeralda, una oportunidad real de cumplir finalmente su sueño y regresar a su tierra natal en las montañas, a 400 kilómetros de Bogotá. De todos modos, dejar todo atrás se siente como el abismo más grande: mirar atrás, dar explicaciones y someterse a las opiniones de su familia. ¿Será Josefina querida enfrentar sus miedos y dejar atrás su día a día? A veces el destino nos pide cosas que parecen imposibles.